Agustin esculpiendo. Photo by Camel |
Agustín Pérez Hernández se expresa así, esculpiendo, no es el escultor al uso, doblegado intelectualmente, simplemente describe sus emociones a través de la escultura, en este caso en piedra, aunque también es un artista en la talla de madera de las que conserva obras en su taller privado. Pero lo que más nos deslumbra de su arte es el hecho de cómo lo plasma. Agustín se las arregla para dedicarle tiempo a la escultura en su lugar de trabajo, una empresa familiar, Hórmigones Barquero, en la que él mismo también aporta su granito de energía.
Estuvimos con él, conversando mientras caía la lluvia, mientras dedicaba un espacio en su quehacer laboral a esculpir una figura humana, más bien mitológica, que se asienta entre el decorado de las naves, los camiones, pequeñas montañas de arena y hormigón.
Photo by Camel |
¿Es difícil compaginar el trabajo con el arte, o todo está en las ganas de componer, en este caso esa mole escultórica que adorna el lugar de trabajo?
El que esté aquí es circunstancial, no tenía espacio en mi estudio y la piedra era enorme.
Detalle. Photo by Gines Santos |
Desde tiempos remotos el hombre ha tenido la necesidad de esculpir. Al principio lo hizo con los materiales más simples y que tenía más a mano: piedra, arcilla y madera. Después empleó hierro, bronce, plomo, cera, yeso, plastilina, resina de poliéster y plásticos con refuerzo de fibra de vidrio, hormigón, la cinética y la reflexión de la luz, entre otros. La escultura tuvo en su principio una única función, su uso inmediato; posteriormente se añadió una función ritual, mágica, funeraria y religiosa. Esta funcionalidad fue cambiando con la evolución histórica, adquiriendo una principalmente estética o simplemente ornamental y llegó a ser un elemento duradero o efímero. (Fuente: Wikipedia)
Photo by Gines Santos |